domingo, 31 de octubre de 2010

En el anden

Me siento en el anden de una estación, a lo lejos leo un letrero ponen presente, todo esta tranquilo, es una calurosa tarde de verano y de fondo el sonido de las chicharras conforman la banda sonora de una espera que define mi momento, nada sucede y el tiempo pasa, no tengo muy claro como he llegado aquí, y aunque mi corazón sabe a donde quiere ir no tiene claro cual es la direccion a tomar. Una via, una sola dirección, dos únicos sentido, las elecciones son limitadas y aun así se me hace imposible tomar una decisión. A lo lejos se escucha un tren llegar, el ruido se hace mas intenso conforme pasa el tiempo, finalmente llega pero no parece parar. Un incesante pasar de vagones se expone ante mi, mostrándome mi reflejo en las ventanas tras las cuales mil historias se encierran, veos sus caras y pienso, ¿que pensaran?, ¿que sentirán?, ¿que peso cargaran sobre sus mochilas?. Ellos ya llevan una dirección y sentido y no por ello los veo menos perdidos. Vuelvo a fijarme en mi reflejo y en mi mirada, parece perdida, buscando una estrella en el infinito, buscando una mirada en un vagón, buscando un destino al que llegar, y por fin comprendo que viendo pasar trenes uno no alcanza un destino, que sabiendo el camino uno no lo recorre, que soñando un viaje uno no lo disfruta. El tren para y las puertas del vagón se abren ante mi, me levanto, miro al revisor y le pregunto:


- ¿Cual es el destino?
- Eso depende de cuanto dure su tu viaje - el puntualiza
- Lo que me queda de vida - respondo
- Entonces tu destino es tu futuro, si te quedas ahi solo encontraras inalterable presente. Sube y descubre quien sube en la siguente estación.


Por ultima vez mire a mi alrededor detenidamente, me despedi, y subi cerrandose las puertas tras de mi y esperando encontrar la estacion cuyo nombre sea felicidad.

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